Es impresionante como el papel del infiel no es tan fácil como muchos podemos pensar; los infieles, hombres y mujeres, viven paranoicos y hacen malabares para ocultar sus huellas.
Entre estos están: Preservativos bien escondidos, limpieza exhaustiva de “huellas”, control de gastos, que no atiendan celulares, reuniones imprevistas, cansancio exagerado. Todo esto forma parte de los ritos cotidianos que debe construir un infiel… si quiere que nada se note, claro.
La vida de un infiel se resume en: “andar de trampa”. Pero cuando hablamos del infiel hablamos tanto de hombres como de mujeres. Contrariamente a lo que el colectivo social piensa, las mujeres también engañan. Ambos sexos tienden alguna vez en su vida a probar el fruto prohibido.
De hecho la palabra casamiento ya augura un mal futuro. Si se la divide en dos, surgen dos nuevas palabras: “casa” y “miento”. Pero este tema no solo involucra a los casados, también los novios o novias pueden ser infieles. La palabra novio posiblemente derive de “nobus” que significa velo de novia. Aquel que se usa para que no se les vea la cara o bien para que vean turbio. Pero como la idea es que lo turbio no se note, los infieles hacen malabares para ocultar sus aventuras también.
Una de las mil excusas son: reuniones de trabajo, descompostura del auto, reuniones con amigos…
Las excusas para cuando la infidelidad se vuelve una adicción van desde una simple reunión laboral hasta un viaje de fin de semana.
La experiencia de aquellos que se dedican a ser infiel cuentan que cuanto más larga y más afianzada es la infidelidad las excusas que se barajan son cada vez más elaboradas. Al principio les alcanza con una escapada fácil de ocultar pero a medida que la relación se va formalizando ya no se conforman y quieren pasar más tiempos juntos. Eso implica mentiras premeditadas.
En relación a la rutina de los infieles estos tienen su propia teoría: los amantes jóvenes suelen tener encuentros más frecuentes. Por el contrario, los más veteranos se ven menos veces.
Según el especialista Mariolino los jóvenes buscan hacerse escapadas en todo momento. En horario laboral, en el almuerzo…cualquier momento es bueno para escaparse. Por semana tienen, mínimo, 2 encuentros. Los más adultos, en general se ven cada 15 días. No tienen tanta intimidad.
Prefieren excusarse con salidas al campo, encuentros con amigos, salidas de juego…algo un poco más relajado.
Sin embargo, no todo es color de rosa, la infidelidad también estresa, como es el caso de fumar mucho, masticar todo el tiempo algo, mirar mil veces para el mismo lado. Vivir de trampa no es tan fácil. Los infieles se vuelven un poco paranoicos.
Los hombres llegan al estacionamiento y en vez de subirse a su auto, se toman un taxi por si los siguen. Las mujeres, caminan y miran cada dos metros para atrás con la idea que su pareja puede estar ahí.
Los principales síntomas y rasgos del infiel son en relación a la disminución de las relaciones sexuales con la pareja oficial, la distracción, discusiones sin sentido, mayor producción en cuestión de imagen, son algunas de los síntomas que se evidencian ante la pareja cuando alguno “se está tirando una cañita al aire”.
Para la licenciada en Psicología Moisín, la inmadurez afectiva, la falta de diálogo en la pareja y la idealización son características del infiel. Sin embargo, aclaró que dentro de estos parámetros cada persona actúa de manera diferente.
En lo que a la idealización se refiere, muchos son los que ven a sus parejas como perfectas, pero cuando esta fantasía cae, buscan afuera aquello que dejó de responder a sus ideales. En este caso, para Moisín, hay que procesar la idealización. Es decir, “entender que la persona que tenemos al lado no es perfecta y que puede ser amada”, explicó la psicóloga.
Para finalizar:
Lo cierto es que el mito popular sostiene que de la muerte y la infidelidad no se salva nadie… por eso, si ya caíste en ser infiel o piensas serlo no seas Desleal…
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