En ocasiones se muestra esquivo, solitario, carente de inteligencia.
Pero otras veces muestra una curiosidad indómita: ¿de dónde vengo, hacía dónde voy, qué habrá después? Preguntas, preguntas y más preguntas.
¿Y las respuestas?, ¿quién las conoce?, ¿quizás tú, yo? Nadie, todos.
Quizás ahí resida la belleza de la vida, en hacerse preguntas sin saber las respuestas.
En mirar la luna en busca de algo, algo que llegará cuando deba hacerlo, no antes.
Curiosos estos humanos… ¿verdad?
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