"Un amigo es aquel que lo sabe todo sobre ti y sigue siendo tu amigo".

Kurt Cobain

martes, 21 de julio de 2009

Perdonar, pedir Perdón...

Necesitamos perdonar. En un ambiente en el que no raras veces el calor insano de la violencia infecta los corazones necesitamos más que nunca perdonar. Suena fácil pero no lo es. Perdonar es salvar el amor por sobre la ofensa. Rescatar al otro por sobre el mal que hizo. Vivir en la verdad de ser personas. Es cosa de espíritus grandes, de hombres fuertes, de sabios. No es una ingenuidad como muchos pretenden.

Lamentablemente el ambiente no ayuda. Desde niños hemos aprendido a vengarnos, a querer tener razón aún contra la razón. Lo vemos en el tráfico, en las colas, en las peleas entre hermanos. Nos lo pone la televisión todos los días dentro de los ojos. Vemos el orgullo ardiente que enciende las caras en las discusiones. Ahí están los locos personajes de Ionesco en su “escena para cuatro”: “venga y podrá ver que soy yo quien tiene la razón” y el otro que le contesta “es imposible que usted la tenga puesto que el que la tiene soy yo”. Y así hasta el infinito. Al final los personajes destruyen la realidad y el problema no era la discusión sino el no querer perder como razón de la discusión, no buscar la verdad sino tener la razón, no abrirse generosamente a la posibilidad de haberse equivocado sino cerrarse en la locura egoísta.

El perdón sólo se aprende de Dios ¿Qué decir? No alcanzan las explicaciones psicológicas, sociológicas, geopolíticas, estratégicas o de cualquier otro tipo. Perdonar es un acto primigenio de sensatez que brota de la conciencia de ser humano y por lo tanto falible y criminal en potencia, capaz de las más graves atrocidades y por ello, necesitado de comprensión y ayuda. El perdón brota de la humildad. Finalmente quiero pedir perdón al lector por la pobreza con la que me expreso sobre el perdón pero hice mi mejor esfuerzo.

Sólo por contextualizar un poco de cara a nuestras últimas conversaciones, cito una breve conclusión sobre algunas discusiones que publiqué también varios post ha:

"Es bueno encontrar personas que piensan exactamente lo contrario que uno. Y es mejor no dejar de pensar distinto de ellas con honestidad. Y mejor aún es escuchar de corazón sus razones. Mucho mejor todavía es admitir la verdad cuando viene de ellos. Más excelente aún ser insultado sin insultar ni amargarse (¿A ver quién puede? Yo no). Excelentísimo es perdonar con la conciencia de ser perdonado y necesitado de perdón. Y con todo no callar lo que se sabe cierto, no traicionar lo que uno aprendió. Esa es la vida intelectual. Hermana gemela de la vida espiritual. Expresión de la fe. Ejercicio de esperanza. Hijas ambas del Amor. Todo esto es bueno. No quiere decir que no duela."
Por: José Manuel Rodríguez Canales

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