En todos los trabajos de fantasías dirigidas es muy importante prestar atención a la postura del cuerpo del paciente, se debe tener en cuenta que esto no es una relajación, sino es la apertura a un darse cuenta muy profundo. Este tipo de técnicas puede realizarse en forma grupal o individual dependiendo del tema a tocar, antes de empezar se debe tener en consideración la comodidad de las personas que intervendrán en el trabajo, tratamos de que la luz y la temperatura sean confortables, tratamos de aislar todo ruido ajeno al trabajo y prevenimos el relajamiento muscular excesivo para evitar que la persona o personas se queden dormidas antes de iniciar la sesión.
A continuación daremos a conocer una de las formas de inicio y algunas otras variantes que pueden ser usadas en terapia:
Al comenzar puede usarse una variante de la relajación de Jacobson, enfatizando el “MI” para cada persona y generando el darse cuenta de cada parte especifica de su cuerpo, sensibilizar el cuerpo es la primera parte de este trabajo, teniendo cuidado de generar un estado de relajación que obligue a la persona a dormirse, o que de la misma forma genere somnolencia.
El encuentro con el niño que fui:
Voy caminando por un camino… Voy prestando atención a lo que me rodea… Voy mirando de derecha a izquierda registrando cuanto veo, oigo y siento… A veces, me detengo y miro hacia atrás… delante de mi a lo lejos veo que alguien se me aproxima, que no logro distinguir… Ahora veo que es una criatura… a medida que se va acercando me doy cuenta que es el niño que yo fui… Ya esta cerca de mi, veo su cara con toda claridad, su figura, su ropa… Tomo su manita entre las mías … Permanezco así un rato, le digo lo que siento y entiendo lo que siente…. Luego cuando sea suficiente para mi lo suelto y sigo mi camino a solas…
La tienda de juguetes:
Esta es una fantasía que muy frecuentemente combinamos con la anterior. Antes de separarme del niño que fui, entramos ambos a una tienda de juguetes… donde busco, no un juguete cualquiera, sino precisamente aquel… (No aclaramos si aquel representa al mas amado que nunca se logro poseer, o cualquiera otra interpretación que los receptores de este ejercicio prefieran hacer para satisfacer las necesidades de sus propias fantasías).
La subida a la montaña para el encuentro con las distintas edades mías:
Me encuentro en un sitio montañoso… apunto de iniciar una ascensión… Antes observo todo a mi alrededor… Registro cuanto puedo ver y sentir… miro y siento con todo detalle. Me doy cuenta de como estoy vestido, de lo que siento y comienzo mi ascensión… No es mágica, percibo mi esfuerzo… mientras voy subiendo encuentro a la persona que fui en una situación penosa… (No se da ninguna información, puede ser entendida como riesgo, desvalimiento, abandono, por los integrantes según el libre fluir de sus fantasías y sus experiencias vitales).
Yo actúo… de modo que tengo completa tranquilidad respecto de la criatura y continuo mi ascensión… de pronto alguien obstruye mi paso… se trata de mi propia persona, tal y cual soy ahora… y para poder continuar el viaje debe convencer a mi oponente de alguna forma… Finalmente llego a la cumbre y la persona anciana que buscaba al principio, al final soy yo con más años y naturalmente más sabia…
La Estatua:
Entro en una casa que no conozco, hay una penumbra suave en la que no consigo distinguir con claridad… Parece tratarse de algo así como una sala de exposiciones. Un grupo de personas rodea algo y hablan entre si… En el centro de ellas, hay una estatua muy iluminada. Me doy cuenta de que me representa. Ahora oigo los comentarios de toda la gente con claridad… Se refieren todos a la estatua que están observando… Yo también observo la estatua, me fijo en su tamaño, en el material de que esta hecha, en la postura que tiene, que cosa me gusta y que no me gusta, que me genera cada uno de ellas… Luego de que he hecho esto me alejo del grupo y me quedo en la suave penumbra viviendo la sensación con la que me dejo observarme a mi mismo y escuchar los comentarios de los demás.
Bibliografía:
. Zwillinger, J. (1993). “Atención. Aquí y ahora”. Editorial Abadon. Buenos Aires: Argentina.